El ultimo suspiro del conocimiento

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Nagaland
India
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El ultimo suspiro del conocimiento

Fotos. Sebastian Vilariño

Texto. Agustina Vigano


Se denomina Naga people a las distintas tribus que habitan las sierras de bosque húmedo del Noreste de India y el Norte de Birmania. Si bien cada comunidad habla su propia lengua, comparten muchos aspectos culturales y tradiciones y se agrupan en su mayoría en el actual estado de Nagaland, siendo la tribu Konyak la más numerosa.

Su legado cultural es de tradición oral en forma de canciones y cuentos, dejando abierto el interrogante de dónde vienen y hace cuánto se instalaron en estas sierras de profunda niebla. Aunque también se asemejan a otras culturas del sudeste asiático, la raíz mongol se ve claramente en sus rasgos. Por otro lado, ciertos adornos provenientes del mar (como caracoles) indican que vivieron en las costas, probablemente de Tailandia.

Los Nagas son amables, amistosos, fuertes, confiables, libres e independientes. Son tribus orgullosas de su cultura con un fuerte sentido de unidad dentro de su comunidad, que es a lo que ellos llaman su “país”. Para un Konyak Naga, ser verdaderamente humano es pertenecer a toda la comunidad, incluyendo los ancestros y la creación, y participar activamente en las creencias, ceremonias, rituales y festivales. Tienen una esctructura de la sociedad ordenada en diferentes clanes con jefe tribal. Viven en cooperación unos con otros, con una forma de gobierno plural y con leyes de propiedad de la tierra, de ética y moral.

En cada pueblo hay casas comunales llamadas morungs, ubicadas en puntos estratégicos donde se pueden ver los valles y preveer la llegada del enemigo. Los morungs cumplen un rol vital en la sociedad; allí dentro se discuten los problemas que puedan aparecer y se toman decisiones. Además es el lugar donde se juntan los hombres para perpetuar la cultura; los jóvenes son entrenados por los más grandes para aprender el arte de la guerra y cacería, entrenamiento que da forma al sentimiento de unidad y apoyo entre los miembros.

En cada Morung hay un Log Drum, tambor hecho de una sola pieza. Cuenta la leyenda que las canoas utilizadas cuando vivían en la costa del mar, fueron transformadas -al mudarse a la montaña- en inmensos tambores que usaban (y siguen usando) en festivales o para llamar la atención del pueblo ante algun peligro inminente. Los festivales se relacionan con las estaciones de la agricultura y es cuando mejor se forja el sentimiento de unidad. Con canciones y cuentos transmiten su cultura a las nuevas generaciones, cultura que se ha ido perdiendo desde la llegada del cristianismo y la civilización occidental.

Pérdida de la cultura 

Las tribus que se basan en los principios de comunidad, solidaridad, honestidad, se están transformando muy rápidamente en sociedades occidentales que los separa y distingue por sus posesiones materiales, los aisla y los enfrenta eliminando la confianza que antes existía. Autor konyak anónimo 

Los Nagas son tribus pacíficas que viven en armonía y respeto con la tierra y los seres que la habitan. Son guerreros en cuanto a proteger sus tierras y su comunidad y a expandirse. Creen en un Ser superior que regula la naturaleza, el comportamiento natural, animal y humano. Como cultura autosuficiente dependen de los ríos, la selva y la tierra que consideran sagrados y actuan en consecuencia, con conciencia y honestidad. No tienen imagenes de adoracion como santos o dioses, sino que creen en los espíritus de la selva.

Si bien no existen registros escritos de su pasado, su tradición y su historia ha sido plasmada en diferentes artes manuales. Producen artesanías para cubrir todas sus necesidades: hacen ropa en telar, utensilios de cocina con madera, utilizan metal para fabricar daos (machetes), hachas, armas de fuego, e incluso tienen su propia pólvora.

Decoran sus casas con cráneos, picos de hornbill (especie de tucán asiático), huesos de elefante y de búfalo. Quien posee la mayor cantidad de cráneos es considerado el más poderoso.

Grandes pedazos de madera (incluso árboles enteros) han sido tallados para contar sus prácticas culturales, al igual que las puertas que cierran el pueblo en momentos de guerra. Hoy en día, estas puertas han sido expropiadas y se encuentran a la venta en mercados lejanos.

Su economía se basa en plantaciones de arroz, mijo y batata, que almacenan alejados de las casas para evitar incendios. Solían cerrarlos con bamboo pero hoy lo cierran con candado.

Los hombres utilizaban tatuajes como símbolo de hombría. Los mismos cuentan su maduración como guerreros o cazadores; son marcas del status y logros de la persona. Las mujeres se tatuaban las piernas y brazos diferenciando a las solteras de las casadas. Las nuevas generaciones -que cada vez se alejan más de sus orígenes culturales- ya no practican los tatuajes; sólo los viejos los usan y desaparecerán muy pronto con ellos.

La Unión Konyak

Nosotros, el pueblo Konyak, solemnemente resolvemos constituír la Unión Konyak para fomentar y preservar nuestro patrimonio, para mantener la moral y justicia social, la libertad económica y promover la unidad e integridad de los Konyaks. 

Cuando los británicos llegaron a estas tierras quisieron dominar a los Nagas pero se encontraron con fuertes guerreros que resistieron cualquier intento de invasión de su territorio. Fueron catalogados como peligrosos, violentos y agresivos por ser cazadores de cabezas.

Con la llegada del Cristianismo -a principios del siglo XX- se forjó una identidad Naga que antes no existía. Sin embargo, como cada pueblo era un país independiente, la unión de los Nagas se dió recién en 1947 cuando un grupo se asoció para proclamarse autónomos. Así empezó el movimiento de liberación y se unieron las fuerzas. Los Konyak se reencontraron; los distintos pueblos de la misma tribu que hasta entonces no sabían que existían unieron fuerzas para pelear por su libertad y no aceptar ningún régimen de gobierno externo.

Con  mucho esfuerzo lograron independizarse de los ingleses pero luego los intentos pacíficos de independencia de India fracasaron y la guerrilla terminó enfrentándose con las fuerzas armadas. En los años 60, los enfrentamientos armados con los militares devastaron la población Naga; la resistencia se subdividió y empezaron a perder fuerzas.

Actualmente se ha llegado a un acuerdo de “alto el fuego” con el gobierno indio y las negociaciones aún continuan. Los distintos grupos de resistencia fueron ganando poder, tomando rumbos políticos dispersos y preocupándose por sus propios intereses mientras la cultura Naga, lenta e indefectiblemente, se va desvaneciendo.

El injerto de la Cristiandad 

Sus (Jesucristo) supuestos seguidores miden el progreso moral en función de las poseciones materiales. Resulta muy curioso que aún profesando la cristiandad, no haya Cristiandad –o Cristo- en el Oeste. Pues si así fuera, no deberían haber tenido guerras.

Mahatma Ghandi 

Fue a principios del siglo XX que las misiones cristianas invadieron la cultura Naga, interfiriendo en la vida social y cultural. Las creencias ancestrales hoy persisten sólo en los abuelos; las nuevas generaciones han adoptado la creencia de un Dios cristiano. Ya no cantan canciones a la lluvia sino a Jesús.

Esta dominación “espiritual” fue mucho más fuerte y efectiva que su contrapartida política; el nuevo sistema educativo y religioso quebró la base de la sociedad indígena afectando a las tribus que abandonaron sus ancestrales patrones sociales, prácticas culturales y su forma de gobierno tradicional. La dominación por el opio terminó el trabajo, aplacando a los antiguos guerreros. La costumbre de cazar cabezas hoy es solo un recuerdo.

Hoy en día el 95% de los Nagas adopta el cristianismo, cambiando completamente la sociedad que ya no se asemeja a la comunidad tribal de hace un siglo atrás. Este “injerto” religioso actúa sobre el individuo poniendo como núcleo al grupo familiar, mientras que para la tradición Naga una persona no puede vivir aislada de su comunidad. Dicha situación se ve muy clara cuando en un mismo pueblo se encuentran cuatro tipos diferentes de instituciones que adoran a Jesús, enfrentando a la gente con sus propios vecinos, que son su sangre, que son su clan.

Mientras tanto, los viejos ven pasar sus días ahogando su conocimiento en cerveza de arroz, mutando su grito de guerra por un suspiro de resignación.

Lo que importa sobre la preservación de culturas no son sus ropas y artesanías, sino los valores de la sociedad que se sostienen con fé y creencias. A esto se lo llama “fé indigena”. Estos valores comunes, esta fé común y esta vida común, se llama comunidad. Autor konyak anónimo

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